Fue en Bristol donde comenzó su trabajo, en un movimiento de grafiteros del lugar, entre 1992 y 1994. A partir de ese momento desarrolló su trabajo inspirándose en el movimiento Ad Jammers, que deforma los anuncios publicitarios para modificar su mensaje. Por su trabajo con plantillas, se ha convertido en un icono de protesta contra el sistema, los medios de comunicación, la moda pop, el trato concedido a las etnias y la ética actual.
Ha pintado las calles de multitud de países del mundo, y aunque su trabajo se centra en el Reino Unido, ha llegado incluso al muro de Cisjordania. Trabaja de forma gratuita para expandir su mensaje reivindicativo ha expuesto su obra sin autorización en museos como el MOMA (Nueva York), el Tate Modern (Londres) o el Museo Británico (Londres), y ha inaugurado exposiciones con sus propias obras. Sin embargo, en ocasiones ha realizado obras para organizaciones como Greenpeace o MTV cobrando por ello.
Su trabajo puede parecerse a otro grafitero, Blek Le Rat, que cambió el rumbo del arte del grafiti. Comenzó su carrera en París, donde, durante dos años, pintó por toda la ciudad ratas a tamaño real, correteando.
Para ello empleaba plantillas, de la misma manera que las sigue usando en la actualidad, aunque sus trabajos se concentran es temas sociales, con la intención de hacer reaccionar y replantearse las cosas. Busca un cambio.
En definitiva, dos caso distintos con una misma finalidad: usar el arte como mensaje. No se trata de simples rayajos en una pared. Como siempre, para gustos, los colores, habrá a quien le guste y los mire con admiración, y a quienes les parece que manchan la ciudad.
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