Julian Beever nació en Bélgica y con medio siglo de edad lleva desde principios de los años noventa recorriendo el mundo plasmando su arte en las aceras de las calles. Arte en estado puro, pero que, sin embargo, dura menos de 24 horas. El tránsito de los viandantes acaban por borrarlo todo.
Se interesó por la pintura en la calle cuando reparó en un bloque de baldosines que estaban apilados en una acera, y posteriormente trato de recrear la perspectiva en un concurso de dibujo. Aunque ha realizado pinturas en formatos tradicionales y otros trabajos, se ha forjado una merecida reputación con sus trabajos de “engaño óptico”.
Terminar una de sus obras puede llevarle tres días, y dependiendo por completo de la meteorología; un día de lluvia, es un esfuerzo en balde.
Su trabajo consiste en engañar al ojo humano. Para ello utiliza la técnica de la anamorfosis, una práctica que nació entre los siglos XV y XVII a manos de Leonardo da Vinci y Hans Holbein. Consiste en emplear la perspectiva para hacer que imágenes realizadas con una determinada distorsión, se vean de manera correcta empleando una superficie curva o desde un ángulo concreto. Ayudándose de las lentes de una cámara para conseguir el ángulo necesario, Beever transforma una imagen realizada en 2D, en una en 3D con un “relieve perfecto”. Trucos…
Aunque a veces trabaja con un fin comercial, confiesa que su arte “es para cualquiera, para gente que no entraría en una galería de arte. Es el arte para el pueblo”.
Consulta su página web: http://users.skynet.be/J.Beever/