Un bebé de tez suave, rosa y cubierto de inocencia. Con los años sus experiencias empiezan a tallarse en las arrugas de su rostro, sus manos muestran infinitos días y su vida se tiñe con manchas que ponen en constante juicio sus actos.
Internet nació como un joven proyecto que revolucionaría el mundo, que cambiaría todas las estructuras comunicativas y que progresivamente ha ido introduciendo grandes avances hasta llegar a un mundo sustentado, en gran medida, sobre la red.
Hoy se plantea la posibilidad de que el gigante absorba a su creador. Cabe la posibilidad que Internet, algunos de sus contenidos, acaben determinando la información que fluye por la red y seleccionando cuáles no deben hacerlo. El estudio realizado por Robin Sloan y Matt Tompson, del Poynter Institute muestra una visión pesimista de lo que podría ocurrir en unos años.
Hoy por hoy, es casi seguro que la prensa escrita tiene una esperanza de vida mucho mayor de lo que “los doctores” Sloan y Tompson le predecían.
Desde la década de los sesenta, se describía el año 2000 como la “época del futuro”, completamente robotizada: naves espaciales, trajes extravagantes, robots tan integrados en la sociedad como los propios humanos…nada de todo eso ha llegado aún. Puede que todas estas predicciones, estos malos augurios sobre el poder de Internet, se reduzcan a meras especulaciones fatalistas que se centran tan sólo en los peligros, y no en los beneficios que la expansión de Internet puede traer consigo.
Internet puede ser una herramienta que clasifique la información según los intereses de los usuarios sin que esto sea un acto prohibitivo o coactivo. Puede tratarse sólo de una forma de facilitarle el acceso a los contenidos que le interesan al usuario que no desee profundizar; quienes deseen ampliar tal selección, pueden navegar por los distintos sitios de la red y encontrar lo que buscan. No tiene por qué censurarse la información, no es sinónimo de clasificación.
Queda abierto el debate sobre lo que le depara el futuro a Internet; sobre cómo nos enfrentaremos a la información en unos años. El conflicto entre los intereses económicos y los intereses reales de la información puede que se enfrenten, pero también es posible que sean uno, y el vídeo no considera esta posibilidad.
Puede que la mejor manera de que todo funcione equilibradamente, es mantener un funcionamiento parecido al actual, pero adaptado a las nuevas tecnologías. Que exista reciprocidad en el acceso a la información, esto es, que el individuo pueda acudir a ella de la misma manera que ésta busca al usuario.
Cada día, millones de niños abren los ojos por primera vez en el mundo. De la misma manera, la tecnología necesaria para hacer frente a todos estos cambios, a este constante progreso, nace y crece poco a poco. Como en todo, ciclos constantes.
